AROMAS

La canastilla de mimbre sujetaba una peque帽a pizarra tras la barra. Taburetes multicolor alegraban el local. En tiza azul y verde se pod铆a leer:

“INFUSIONES SORPRESA

50 C脡NTIMOS”

Las bolsitas de t茅 sin etiqueta se amontonaban en el cestillo. La dulce mezcla de olores s贸lo se interrump铆a con el caf茅 reci茅n molido.

Fue a servir un t茅 al polic铆a y la bolsita se rompi贸. Cogi贸 una antigua cajita met谩lica y volc贸 la infusi贸n.

—¿Vas a hacer una p贸cima Martina? —Una idea le sobrevino.

Recort贸 las bolsitas sin etiqueta y las vaci贸 en la caja. Cerr贸 la tapa y la agit贸 al ritmo de la m煤sica. El polic铆a la contemplaba embelesado. Martina abri贸 el recipiente y se lo dio a oler. El agente sonri贸 y asinti贸. Martina llen贸 el infusor y lo dej贸 reposar.

Mientras el agente terminaba el brebaje, Martina le observaba apoyada en la barra. Baj贸 la taza y sus ojos se encontraron.

—Martina…

—Dime, ¿qu茅 pasa? —Sincronizaron respiraciones, sus miradas segu铆an unidas con un lazo invisible que jam谩s se romper铆a. Martina observ贸 los labios entreabiertos del agente y roz贸 su mano con la punta de los dedos. —Hazlo —dijo sin dudarlo.

Sus labios se fundieron ante la at贸nita mirada de los clientes.




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