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LA CENA

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Llevo tiempo escribiendo historias de otros, pero ha llegado el momento de contaros algo que me pasó cuando era demasiado joven como para tener conciencia de mis actos. No sabía si contarlo, pero dado que hace ya unos cuantos años que sucedió, y que los hechos ya habrán prescrito, no tengo ningún reparo en explicaros cada detalle. No es muy largo, así que no os costará mucho leerlo. Sucedió en una cena que organizaron mis antiguos compañeros de colegio. Yo todavía no tenía hijos y no estaba casado, aunque sí que tenía novia. Todo pasó al salir del restaurante. —Vamos en mi coche —dijo Fran, el más gordito del grupo. Hablaba con una lengua que parecía de trapo, pero todos íbamos igual—. Lo tengo aparcado justo aquí al lado. Lo seguimos y nadie se planteó que iba más cocido que una mona. Personalmente, sabía que, si lo pillaban, el que iba a palmar el carné y se iba a comer la multa iba a ser él. Aunque, lo que nadie se esperaba, es que el muy imbécil iba a clavar el pie a fondo en