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Mostrando las entradas etiquetadas como RELATOS

EL MONSTRUO DE TU ARMARIO

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Hola, Martín. Soy mamá. He buscado otras maneras de decirte lo que siento, pero no soy capaz de comunicarme contigo. Siempre estás demasiado ocupado, por eso te escribo esta carta con la esperanza de que la leas cuando levantes la almohada, justo antes de acostarte. Me está costando horrores escribirla, así que espero que valores lo que estoy haciendo. Trato de encontrar un momento de calma cuando terminas de comer y estás más tranquilo, porque sé que por la noche no te gusta que te hable, sin embargo, nada más levantarte de la mesa, te enchufas a los aparatos como si fueran un suero al que necesitas conectarte para no morir, y eso no está bien. Pasas las horas muertas enganchado a los videojuegos, gritándole a un personaje ficticio y culpándole por los fallos que tú mismo cometes, cuando lo único que él puede hacer es moverse conforme tú se lo ordenas. Lo cierto es que, lo de culpar a los demás por nuestros errores, solemos hacerlo todos, pese a que no juguemos a la consola. No te cul...

LA CUEVA

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—Venga, entra. No seas cagueta. —¡Oye! ¡Yo no soy ninguna cagueta! Solo es que no quiero hacerme daño. —Con una mano temblorosa se recogió el pelo detrás de la oreja—. Ahí dentro está muy oscuro y nos puede pasar cualquier cosa. —Pero no hemos venido hasta aquí para nada —dijo Sara y sacó de su bolsillo una pequeña linterna—. Dijiste que vendrías conmigo a la cueva, así que ahora te toca entrar, por bocazas. Ve detrás de mí si quieres, solo quiero dar un vistazo. —Dije que vendría contigo, pero no dije nada de meternos hasta el fondo. Eso es de locos. Si quieres puedo pasar hasta ahí, más o menos. —Emma señaló donde la frágil luz de la luna daba paso a la oscuridad—. Cada vez que venimos a tu casa, mi madre me hace prometer que no entraré en la cueva, y creo que no debería hacerlo. Ella dice que está todo lleno de botellas rotas y porquerías porque aquí vienen los adolescentes a hacer cochinadas y a emborracharse. —Eso ya lo sé. Hay algo de mugre, pero no es para tanto. Mi hermana vien...

LA HORA DE LAS CUCARACHAS

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—La verdad es que yo no me veo como uno de esos delincuentes de pacotilla, no sé por qué dices eso. De hecho, mi vida es bastante corriente. No hago nada que pueda resultar extravagante o fuera de lugar. La semana pasada, por ejemplo. Mi mujer me dijo: «¡Ey, Barry!». Ella siempre me llama Barry porque cree que es más sexi. No sé. Yo lo veo igual de vulgar que Bartholomew pero más corto. —Zarandeaba la pistola trazando círculos mientras hablaba—. En fin. A lo que vamos. Ella me dijo: «¡Ey, Barry! ¿Por qué no cambiamos de coche? He visto un Lexus totalmente eléctrico que es la bomba». A ella le encantaba usar esa expresión, por cierto. Lo que se le olvidó decir es que le importa una mierda que el maldito coche fuera eléctrico, y que realmente lo quería comprar porque pretendía darle en los morros a su amiga Sharon. Ella tiene un híbrido de la misma marca y el que quiere comprar mi mujer es mucho más caro. Ella, por lo visto, piensa que soy gilipollas. Me refiero a mi mujer, no a Sharon. ...

LA HISTORIA DE JONÁS

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El fino arco de luz sobre el oscuro firmamento indicaba a Jonás que la luna nueva estaba cada vez más cerca. La nieve se había vuelto tan compacta que ni siquiera los conejos salían a buscar alimento y, a lo sumo, en una o dos noches, la oscuridad cubriría el cerro. Sintió crujir la madera del porche, y no le gustó el cálido aroma a cánido que se escurría entre los tablones de la puerta. En el exterior, una respiración acelerada dio paso a un potente resoplido que levantó el polvo del suelo. Las tres ovejas que descansaban en el habitáculo anexo, balaron presas de nerviosismo y Jonás también empezó a estarlo. Sabía que aquellos animales le proveerían de carne para todo el invierno si era necesario, y el depredador que se encontraba afuera, ahora pensaba lo mismo. En cambio, Jonás sabía que no estaría bien hacerles daño y que jamás podría matarlas, conocía demasiado tiempo a aquellas tres bolas de lana. Su compañero, Charlie, y él habían superado varios inviernos a base de leche de ovej...

LA CORBATA

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Luis Contreras dejó de recibir collejas el día que se enroscó la corbata. Siempre había sido un chaval tímido, que pasaba desapercibido entre la gente, pero no tanto entre los matones del cole. Casi todos se daban de tortas porque Sergio Barrios les eligiera en su equipo, ya que jugar con Sergio era a menudo una victoria asegurada, aunque aquello, a Luis, le traía sin cuidado. Él sabía que no era un tío raro por leer cómics, o al menos eso le decía su madre. Sin embargo, el hecho de que siempre tuviera la cabeza metida entre libros, cuadernos y tebeos, le mantenía alejado del resto de chiquillos y no le ayudaba a socializar. Se sentaba en la parte trasera del pabellón durante el tiempo que duraba el recreo, ajeno a las miradas inquisidoras. Lo que sí que le molestaba de verdad, era cuando volvía a la fila y tenía que vigilar su espalda para que no le vapulearan uno tras otro mientras entraban en clase. Una mañana su madre, le pilló garabateando en el margen del libro de historia. —¿Qué...

EL ACCIDENTE

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—¿Puedes subir las escaleras o te ayudo? —Puedo, puedo —dijo Miguel sujetándose la herida de la cabeza. —¿Te molesta mucho? —No. Pero desde que me quitaron los puntos noto un picor que en ocasiones se vuelve algo doloroso. —Me puedo quedar a darle un repaso a la casa antes de irme. —No te preocupes. Ya has hecho suficiente por mí al permitir que me quedase en tu casa durante tantas semanas. —Anda, calla. No seas bobo. Para eso soy tu hermana. ¿Cómo te iba a dejar solo recién operado? —Nunca me quedo solo en casa. Cristina y Sara siempre están conmigo. —Bueno. Además, para mí ha sido mucho más cómodo que te quedases en mi casa, porque de otro modo hubiera tenido que venir a recogerte todos los días para llevarte al hospital, que te hicieran las curas, volver a llevarte a tu casa y luego irme a la mía. —María, si no te importa voy a entrar. Me cansa mucho estar tanto tiempo de pie. —Claro, hombre. Bueno, pues me voy. Dame dos besos. Los hermanos se besaron y después se dieron un prolonga...